martes, 4 de octubre de 2016

Violeta Parra - Biografía

Actualizada el 14 Marzo de 2020

Violeta Parra

Nació, armada ya con dos significativos dientes, el 4 de octubre de 1917 en San Carlos, provincia de Ñuble, al sur de Chile.

Hija de un profesor de música y una campesina, Clarisa Sandoval Navarrete, de quien Violeta recordaba su afición a las canciones campesinas. Había sido casada anteriormente con un primo, matrimonio del cual nacieron Marta y Olga. Tras quedar viuda, Clarisa se casó con Nicanor Parra, padre de Violeta.

Tuvo ocho hermanos, más otros dos medios hermanos, hijos de su madre. Varios de ellos reconocidos poetas y cantores, así como sus hijos y nietos.

Su infancia transcurrió en el campo. Nicanor Parra enseñó a cantar a todos sus hijos.

Con las cantatas nocturnas y matutinas presididas por su padre, Violeta se aficionó al canto, haciendo de él la pasión de su vida. Sin embargo, la madre se oponía a esta dedicación que desplazaba los estudios.

Recibe educación primaria y cursa dos años en la Escuela Normal de Santiago.


Cuando contaba nueve años se inició en la guitarra y el canto; a los doce compuso sus primeras canciones.


Trabajó en circos, bares, quintas de recreo, y pequeñas salas de barrio.

En el año 1952 contrae matrimonio con Luis Cereceda, con el que tuvo a sus hijos Isabel y Ángel, con los que realizará gran parte de su trabajo musical.

Desde este año de 1952, animada por su hermano Nicanor , recorre zonas rurales grabando y recopilando música folklórica. Esta investigación hace que descubra la poesía y el canto popular de los más variados sitios chilenos convirtiéndose en una recuperadora de la cultura popular.

Es autora de canciones, décimas, y música instrumental. También es pintora, escultora, bordadora y ceramista.


En 1954 recorre la Unión Soviética y Europa permaneciendo dos años en Francia, donde graba sus primeros discos con cantos folklóricos y originales. Conoce a artistas e intelectuales europeos. En Santiago expone sus óleos en la Feria de Artes Plásticas al aire libre. 




En 1961 realiza una gira con sus hijos invitada al Festival de la Juventudes en Finlandia. Viajan por la URSS, Alemania, Italia y Francia donde permanecen en París durante tres años. Actúan en boítes del barrio latino y programas para radio y televisión; recitales en la UNESCO, Teatro de las Naciones Unidas; conciertos en Ginebra y exposiciones de su obra plástica. En 1965 en Suiza se realiza un documental sobre su vida. En Chile canta con sus hijos en la Peña de Los Parras, en la calle Carmen 340 en Santiago, inaugura el Centro de Arte en una carpa; graba discos de música instrumental. Viaja a Bolivia en 1966, ofrece conciertos en regiones del sur de Chile.


El 5 de febrero de 1967, en Santiago de Chile, deprimida y sola, se encierra en su carpa y, al filo de las seis de la tarde, se dispara un tiro en la sien. Tenía cuarenta y nueve años. Al día siguiente, más de diez mil chilenos desfilan en su entierro llorando y cantando fuerte.

Con la creación de un museo, que busca albergar diversas expresiones artísticas chilenas, el municipio de Santiago le rinde tributo a una de las grandes renovadoras del folclore latinoamericano. Violeta Parra, escribió poemas, transformó la arcilla en esculturas, expuso sus tapices en el Museo de Louvre de París y tuvo tormentosos amores, es una de las artistas más relevantes de América Latina. Su composición Gracias a la vida ha sido traducida a todos los idiomas, al igual que Casamiento de negros.




DISCOS


1956 - Cantos campesinos (1956)


1956 - Cantos de Chile


1971 - Canciones reencontradas en París


1992 - Cantos campesinos (1992)


2003 - Antología


2010 - Cantos Campesinos (2010)

Gracias a la vida

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros que, cuando los abro,
perfecto distingo lo negro del blanco,
y en el alto cielo su fondo estrellado
y en las multitudes el hombre que yo amo.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado el oído que, en todo su ancho,
graba noche y día grillos y canarios;
martillos, turbinas, ladridos, chubascos,
y la voz tan tierna de mi bien amado.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado el sonido y el abecedario,
con él las palabras que pienso y declaro:
madre, amigo, hermano, y luz alumbrando
la ruta del alma del que estoy amando.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la marcha de mis pies cansados;
con ellos anduve ciudades y charcos,
playas y desiertos, montañas y llanos,
y la casa tuya, tu calle y tu patio.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio el corazón que agita su marco
cuando miro el fruto del cerebro humano;
cuando miro el bueno tan lejos del malo,
cuando miro el fondo de tus ojos claros.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto.
Así yo distingo dicha de quebranto,
los dos materiales que forman mi canto,
y el canto de ustedes que es el mismo canto
y el canto de todos, que es mi propio canto.

Gracias a la vida que me ha dado tanto.







Fotos de Violeta Parra






Margot Loyola - Violeta Parra